22 septiembre, 2025

Francisco Tamarit: “La IA comienza a ocupar espacios que estaban reservados para humanos”

Para Francisco Tamarit resulta interesante analizar la Inteligencia Artificial (IA) con cada concepto por separado: “En nuestra concepción del término inteligencia, solemos aludir a comportamientos sobresalientes. Sin embargo, cuando lo usamos en el ámbito de la IA, nos referimos a comportamientos humanos que nos permiten responder a estímulos intuitivos o razonados. Entonces, la IA involucra tareas muy simples, como distinguir un perro de un gato en una foto, o algo tan sofisticado como aprender a manejar la lengua materna o demostrar un complejo teorema matemático”.

En tanto, según el profesor titular de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FAMAF), “el término artificial nos lleva a pensar que los humanos no participamos en su creación. Esto no es así, al menos por ahora. Los algoritmos de IA aprenden de nosotros y, además, lo que nosotros queremos que aprendan”.

En diálogo con Nuevo Día, el físico doctorado en redes neuronales comentó sobre el desarrollo de la IA en el país y su aplicación en áreas como educación, salud, agro e industria. Además, analizó su impacto en el medio ambiente y en el mundo del trabajo.

“Es la primera disrupción tecnológica que nos encuentra en condiciones competitivas, y sería doloroso que se deje pasar la oportunidad de hacer de la IA una herramienta que nos ayude a superar problemas”, dice Tamarit. Foto: FAMAF

Presente y futuro de la IA en Argentina

Oriundo de Avellaneda, Tamarit estudia la IA en Córdoba, donde reside, da clases e investiga desde hace años. Dentro de su especialidad, su abordaje de la inteligencia artificial se enfoca en las redes neuronales. Éstas son sistemas informáticos basados en el cerebro, que procesan datos de manera similar a las neuronas. Estos nodos interconectados les permiten a las computadoras aprender de forma automática a partir de información provista por seres humanos.

¿En qué situación está la IA en Argentina y en Córdoba?

FT: Tiene un gran desarrollo, mucho mayor al que se piensa. Hoy no solo contamos con grandes empresas argentinas operando a escala global, sino también con muchas pequeñas y medianas empresas que hacen de la IA un negocio exitoso. A través de este sector proliferan muchos trabajos de buena calidad. 

Además, desde hace más de tres décadas, las universidades argentinas y las instituciones de ciencia y tecnología han sabido cultivar el estudio, la investigación y la transferencia de conocimiento científico y tecnológico en inteligencia artificial. La actual revolución se centra en el uso de redes neuronales, una de las técnicas que conforman la IA. Ya a finales de los ´80, algunas universidades como la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), acogían los primeros grupos de investigación en este campo.

Hoy, lamentablemente, el embate contra el conocimiento desde el Gobierno nacional está vaciando las instituciones científicas y las facultades de jóvenes con vocación para seguir investigando estos temas. Vemos, con tristeza, cómo muchos se van a otros países, porque aquí no encuentran opciones para investigar. 

Este año ¿cuál es la principal novedad?

FT: Lo que más me sorprendió fue la inclusión de los mecanismos de razonamiento a través de “cadenas de pensamientos”. Ahora, contamos también con algoritmos de IA capaces de resolver problemas muy sofisticados que requieren de altos niveles de abstracción como, por ejemplo, problemas de matemática, lógica o programación. 

¿Y en cuanto a ChatGPT y la versión china DeepSeek?

FT: La tecnología del ChatGPT 4 nos maravilló por su capacidad de manipular el lenguaje, y así pudimos conversar, crear texto, resumir y traducir, pero todavía era muy pobre a la hora de enfrentar desafíos matemáticos. Hoy, vemos cómo la IA comienza a ocupar espacios que pensábamos estaban reservados solo a humanos. Con la aparición de DeepSeek, es posible optimizar los procesos para que la tecnología se torne más accesible, más barata y menos dañina al medio ambiente. Este último problema, sobre el cual muchas veces no reflexionamos, se está tornando muy grave.

Para tener buena inteligencia artificial, además de algoritmos y datos adecuados, requerimos de muchas computadoras trabajando muchísimas horas. Se necesita una gran cantidad de energía y enormes sistemas de refrigeración, los cuales aumentan el consumo energético. A esto debemos sumarle el consumo de recursos minerales. No es casual que hoy los circuitos integrados sean los bienes estratégicos más sensibles, y esto se debe al valor que la IA tiene en el mapa del poder global. Desarrollar inteligencia artificial más barata y que requiera menos recursos computacionales y energéticos es parte de los desafíos éticos que enfrentamos como especie.

Tamarit: “Temo que estas tecnologías no traigan más bienestar sino más concentración de riqueza y mayor desigualdad de oportunidades”. Foto: Freepik.

Inteligencia artificial por todos lados

Además de su aplicación en el comercio electrónico, la IA empezó a usarse en otros sectores claves como la educación, la salud, el agro y la industria.

“Necesitamos que nuestros niños y jóvenes adquieran en la educación básica conocimientos sobre estas tecnologías y que las carreras de educación superior modifiquen sus planes de estudios para incluir estas herramientas en la formación profesional y científica”, señala el investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Y agrega: “Es importante formar profesores y maestros que puedan transmitir este conocimiento a sus alumnos en todos los niveles. El problema es que aún estamos discutiendo cuál es la forma más adecuada de involucrar a la IA en el proceso de enseñanza y aprendizaje. No con la idea de reemplazar al docente, sino para potenciar las capacidades en este proceso”.

El científico junto a estudiantes en una charla. “El ámbito educativo representa el desafío más urgente y más difícil para aplicar la IA”, señala. Foto: FAMAF.

En salud, algunos sanatorios cordobeses ya comenzaron a dar cursos sobre IA para sus médicos o sumaron aparatología con software IA para establecer diagnósticos. En ese sentido, el exdecano de FAMAF y exrector de la UNC, sostiene: “La inteligencia artificial debe ser pensada no como un sustituto del trabajador de la salud, sino como una ayuda. Puede ayudarnos a encontrar patrones en imágenes y optimizar técnicas de diagnóstico, predecir dolencias o identificar los mejores tratamientos. Ya está colaborando en la personalización de la medicina y se usa para atacar enfermedades muy difíciles de tratar, como el cáncer, la diabetes o enfermedades cardíacas, entre otras”.

En medicina, la IA ya es una aliada para el establecimiento de diagnósticos. Foto: Freepik.

Algoritmos, tranqueras y tornos

“Poco a poco, la IA va llegando a casi todo el quehacer humano”, comenta Tamarit, quien también analiza su uso en el agro: “Hay muchos proyectos innovadores importantes. Se la usa en la agricultura de precisión, monitoreo de cultivos, detección temprana de enfermedades y plagas y automatización de maquinarias, entre otras”.

Según el científico, el uso de la IA en la producción de bienes es mucho más difícil que en la generación de servicios, pero existen soluciones surgidas de empresas del medio gracias al apoyo de fondos de inversión. “Hay un esfuerzo por reconvertir los procesos industriales, esto es más difícil pero no por eso menos prioritario”, asegura.

“Desde las universidades venimos haciendo un gran esfuerzo para capacitar a quienes trabajan y hoy necesitan estos conocimientos”, asegura el físico. Foto: Freepik.

¿Cómo influirá la IA en la vida de los trabajadores?

FT: Por primera vez, disponemos de una herramienta que puede ayudarnos o reemplazarnos en actividades mentales, lo que pone en peligro muchos de nuestros empleos. Esto no significa que éstos vayan a desaparecer, pero seguramente en muchos casos se necesitarán menos empleados para tener mayor competitividad. Pienso en tareas como conducir un vehículo o escribir un programa de computación.

Hay áreas que corren riesgo y es necesario que las sociedades discutan y analicen la forma en que debemos enfrentar un futuro de mucha incertidumbre en el mundo del trabajo. Además, temo que estas tecnologías no traigan más bienestar para toda la humanidad, sino más concentración de riqueza y mayor desigualdad de oportunidades. Esto no quiere decir que vayamos a perder nuestro trabajo en los próximos años, pero tenemos que ser conscientes de que hay riesgos que deben ser contenidos. 

Tamarit: “Si seguimos consumiendo energía como lo hacemos, dentro de pocas décadas vamos a vivir una catástrofe ambiental por la expansión de la IA”. Foto: Ministerio de Cultura de la Nación.

En el caso de empresarios ¿qué deben tener en cuenta?

FT: Es una era de muchas oportunidades, pero también de muchos riesgos. Poco a poco, la IA se mete en todos los negocios y es necesario capacitarse. Existen muchas formas de aprender, no hay que ser un experto en la innovación algorítmica, la microelectrónica o big data, pero hay que entender mínimamente cómo funcionan en un sentido muy general, para decidir dónde y cómo usarla.

Foto principal: Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUALC).

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