Escribe Liliana Olivero. Primera candidata a diputada nacional Córdoba por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Juan Schiaretti, exgobernador de Córdoba y candidato por Provincias Unidas, y Natalia De La Sota, hija del difunto ex gobernador y candidata por Defendamos Córdoba, se aprestan a acaparar el voto peronista de la provincia. Este electorado, que hace años compartió con la derecha de Macri en su momento y Milei en el último periodo, hoy se encuentra fuertemente mermado por la brutal crisis generada por el gobierno nacional. Muy atrás, se encuentra Pablo Carro, de Fuerza Patria.
Frente a la debacle del gobierno nacional el peronismo cordobés se presenta dividido en tres. Sin embargo, ninguna de estas opciones es la solución. Sencillamente porque todas ellas gobernaron el país y las provincias, y son parte del problema. Estos caraduras se presentan planteando tener la fórmula para resolver los problemas que ellos mismos también generaron y recurren a la mentira para diferenciarse del gobierno nacional, e incluso, de ellos mismos y su rol en estos casi dos años.
Schiaretti y Llaryora fueron los principales aliados de Milei. No solo aportaron funcionarios y los votos para que se apruebe la Ley Bases, madre de la motosierra, sino que prestaron la casa para firmar el Pacto de Mayo, buscando la gobernabilidad que exigía el FMI. Ahora, en campaña, recurren a la perversidad de criticar el ajuste nacional, cuando lo acompañaron y lo replicaron en la provincia. Critican el ajuste salarial nacional, los estatales, docentes y jubilados provinciales estamos cada vez más cercanos a la indigencia, mientras crecen la precariedad y la pobreza. Todo un ajuste al servicio de pagar la deuda provincial dolarizada y mantener las prebendas a los grandes empresarios, que siguen llenándose de dinero. No tienen un plan diferente al de Milei y al que exige el FMI; solo intentan amortiguarlo con un discurso menos cruel.
Natalia De La Sota, con la ayuda de los medios y de la burocracia sindical y los empresarios, se presenta como la novedad. Sin criticar al gobierno provincial del que fue parte desde que entró en política -incluso votando leyes de ajuste como el robo a los jubilados-, busca acaparar los votos de quienes rechazan el dinosaurismo del peronismo cordobés, aliado de la ultraderecha. De La Sota se prepara como un recambio proempresarial para un desgastado PJ cordobés. Por eso, al igual que Schiaretti, su principal propuesta es la quita de las retenciones, un beneficio a los grandes agroexportadores que se llenan de dinero mientras el pueblo trabajador se hunde en la pobreza.
Pablo Carro, actual diputado que se postula a la reelección con un discurso distinto, ha demostrado ser, al igual que todo el sector dirigente del kirchnerismo, un tapón en las calles para que la ruptura con el gobierno nacional no se reflejara con anterioridad. Son quienes vienen evitando, de la mano de la CGT, avanzar en un nuevo paro general de 36 horas para derrotar la motosierra de Milei. Apuestan a criticar, desgastar pero dejar correr el ajuste y postularse en el 2027. Además, como gobierno, dejaron un saldo nacional de 42% de pobreza y 200% de inflación.
Todos recurren a las elecciones lavando su discurso, para obtener alguna banca, pero lejos de buscar solucionar los problemas del pueblo trabajador. Todos gobernaron (y muchos son gobierno actual), mostrando ser parte del problema. Por eso, desde el Frente de Izquierda, sostenemos que para poder fortalecer la lucha, tanto en las calles como en el Congreso, es necesario votar a las candidatas del FIT-U, que venimos enfrentando a todos los gobiernos. Y que junto a eso, presentamos propuestas de salida de fondo, empezando por dejar de pagar la deuda y romper con el FMI para poner esos millones de dólares al servicio de resolver las urgentes necesidades del pueblo trabajador.