“Por más aparatología que poseamos en nuestro consultorio, nada reemplaza nuestra mano, nuestras maniobras, todo el resto es un complemento. (Es fundamental) mantener viva la curiosidad con el fin de seguir buscando las mejores terapias para cada uno de nuestros pacientes, además de hacerlos partícipes y protagonistas de su propia rehabilitación. Médico, rehabilitador y paciente trabajando en equipo para conseguir los mejores resultados”, afirma la licenciada en Kinesiología y Fisioterapia leonense con más de 30 años de trayectoria en la rehabilitación física.
En 2015, Marcela Ribero se convirtió en la primera cordobesa en presidir el Capítulo de Terapia de Mano (CATM) de la Asociación Argentina de la Cirugía de la Mano y Reconstructiva del Miembro Superior (AACM). Hoy, es una referente de ese campo, a la que reconocidos traumatólogos derivan sus pacientes.
En diálogo con Nuevo Día desde Córdoba, la kinesióloga comentó sobre sus comienzos, su formación en el Sanatorio Allende y las instancias de especialización en Estados Unidos y Francia.
A pocas semanas de finalizar una formación online en terapia de Movilización Analítica Progresiva Secuencial (MAPS), la leonense analizó el presente de su profesión y anticipó tendencias de la rehabilitación física que, al igual que otras áreas de la salud, viene siendo atravesada por las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial (IA).

Anatomía en el secundario, el punto de partida
“Me gustaban mucho Biología y Anatomía gracias a mi querida profe “Chichita” Bertoloso, que era muy exigente y buena docente. Estaba bastante perdida sobre qué estudiar hasta que en un libro de profesiones me interesé por todas las carreras que tuvieran anatomía. Como no quería ser médica ni bióloga, encontré Kinesiología y Fisioterapia, pero no sabía que hacían los kinesiólogos, así que mi hermana me acompañó a visitar a 2 “kines” de Leones para preguntarles sobre la profesión. Así, con mucha incertidumbre y apoyo familiar, me vine a estudiar a Córdoba”, recuerda Marcelo Ribero, quien obtuvo su título universitario en 1992.
“Fue tanto el entusiasmo por aprender y ayudar a las personas a recuperarse que nos generó la necesidad de estar siempre haciendo prácticas”, cuenta. Durante su carrera, Ribero también se formó en el Hospital San Roque y en el consultorio de la kinesióloga Nani. Tras cursar en diversos centros que les permitieron conocer distintas áreas, una vez recibida, se integró al Sanatorio Allende en 1993.
Marcela Ribero estuvo 20 años en ese centro, desarrollándose en el Área de Rehabilitación en Traumatología y Ortopedia y en el Área de Psicoprofilaxis del Parto. “Esa institución me marcó. Trabajar con profesionales destacados y dedicados hizo que siempre estuviera motivada a seguir creciendo y aprendiendo para brindar lo mejor. A su vez, formábamos a residentes con clases, ateneos y la práctica diaria”, recuerda.
Entre esos destacados médicos se encontraban Christian Allende y su padre, Bartolomé Allende, a quien Ribero considera su mentor. Ambos, a través de contactos, lograron que la leonense comenzara su especialización en el exterior.
En 1998, realizó una estadía en academias y hospitales de traumatología, ortopedia y miembro superior de Houston y San Antonio (Texas, Estados Unidos) como el Texas Orthopedic Hospital, La Branch, Santa Rosa Hospital y la Universidad de Texas (UTSA).
“En esos meses, pude formarme viendo otras formas de trabajo, evaluaciones, protocolos, abordajes, confección de férulas y también psicoprofilaxis del parto en The Woman´s Hospital of Texas, en Houston”, asegura Ribero.
Así, la leonense comenzó a construir un perfil profesional que, con los años, se fue consolidando. “En 2006, en el Instituto de la Mano de París y en otro centro de Bordeaux, Francia, me enseñaron nuevos enfoques en la especialidad, como el uso de la tabla canadiense, formas de confección de órtesis (NdR: dispositivos ortopédicos a medida que permiten corregir, apoyar o inmovilizar partes del cuerpo) y el empleo de movilizadores pasivos continuos, entre otros”, asegura.
Casi una década después, esa formación le abrió camino para liderar la máxima institución que reúne a los especialistas de este campo en el país. Si bien fue un tiempo difícil, que coincidió con la enfermedad de su suegra, Mary Pécora, su presidencia en el Capítulo de Terapia de Mano (CATM) de la AACM le permitió incrementar el vínculo de esta entidad con kinesiólogos cordobeses.
“En mis inicios, asistía a muchos congresos de la especialidad que organizaba la AACM y la CATM, y vi que el interior no tenía mucha participación, por eso decidí involucrarme. Hemos organizado varias jornadas del CATM en Córdoba y en otras provincias, acercando la terapia de manos a muchos puntos del país”, confiesa la kinesióloga leonense, quien sigue formando parte de la entidad.


Los “kines” siempre tienden una mano
Luego de años en el Sanatorio Allende, uno de los principales centros especializados en traumatología del interior del país, y en el exterior, la leonense fue delineando su especialización hasta convertirse en una de las referentes de su campo.
“Mi pasión por la rehabilitación de mano y miembro superior fue gracias al profesor y doctor Bartolomé Allende. Su confianza en mí hizo que tratara de estar siempre aprendiendo, preguntando, formándome. Siempre voy a estar agradecida a su generosidad, a las oportunidades, contactos y puertas que me abrió”, afirma.
En base a su experiencia, actualmente ¿cuál es la principal lesión de manos y en qué sectores de la población se da?
MR: Es difícil de especificar, pero dentro de lo laboral, podemos mencionar a las tendinopatías (NdR: lesiones de tendones) por sobreuso, traumatismos variados, fracturas, lesiones complejas del miembro superior por traumas de alta energía como accidentes automovilísticos y motociclísticos o lesiones graves ocasionadas por maquinarias en fábricas, entre otras.
En las personas mayores, se destacan los procesos artrósicos en las manos, principalmente el pulgar y tendinopatías del hombro (manguito rotador), mientras que en deportistas las más comunes son las fracturas de falanges, esguinces de dedos, inestabilidades en codo, fracturas de escafoides y luxaciones de hombro, entre otras.

¿Cuánto tiempo lleva una rehabilitación de este tipo?
MR: Depende del origen de la lesión. Si hablamos de patologías más sencillas, meses, pero las lesiones graves pueden llevar años, siendo el primero el más importante en cuanto a la recuperación. Sin embargo, resulta complejo determinar con exactitud los tiempos ya que van a depender de varios factores.
¿Y cuál es la clave para lograr buenos resultados?
MR: La rehabilitación va a estar condicionada por la severidad de la lesión, el compromiso del paciente, el desempeño profesional y el trabajo en equipo con el médico que deriva. Siempre es importante mantener una comunicación fluida para conocer los pormenores de la lesión y realizar el abordaje adecuado.
A su vez, la contención emocional resulta un eslabón crucial en estos pacientes, ya que según su lesión pueden tener un deterioro funcional significativo de las actividades de la vida diaria (AVD), que comprometen la independencia del individuo. Por esto, es importante el trabajo en equipo entre médico, rehabilitador y paciente.
Presente y futuro de una profesión irremplazable
Más allá del rol fundamental de los traumatólogos, gran parte de la recuperación física de un paciente depende del desempeño de quienes se dedican a la kinesiología y fisioterapia, una profesión que no siempre cuenta con el reconocimiento adecuado pero que es indispensable para volver a la movilidad que se tenía antes de la lesión.
“Nuestra profesión es interesante, amplia, gratificante. El gran problema son los aranceles bajos. La mayoría de las obras sociales tienen aranceles irrisorios, que no se actualizan con los cambios económicos actuales, lo cual hace que mantener centros y consultorios se haga cuesta arriba y no sea directamente proporcional al tiempo de dedicación y a la rentabilidad obtenida”, analiza la especialista al ser consultada por Nuevo Día sobre la situación actual de sus colegas.
Más allá de las dificultades en cuanto a la rentabilidad, los “kines” también están siendo atravesados por la incidencia de la IA y la tecnología, aunque según Ribero esta profesión “será complementada con la IA, pero no reemplazada, ya que aparentemente es una de las pocas que no se pueden sustituir”.

¿Cuáles son las principales tendencias en rehabilitación?
MR: Estamos en una época donde todo está al alcance: artículos científicos de relevancia, páginas, redes sociales y profesionales, basta sólo con buscar. Hoy, ya se utilizan impresoras 3D para confeccionar inmovilizadores, prótesis mioeléctricas, realidad virtual y tablas canadienses para la mecanoterapia en la rehabilitación de mano.
La formación en terapia MAPS, por ejemplo, es muy interesante ya que abre un abanico de posibilidades terapéuticas, incluso trabajar en 3 dimensiones y con diferentes ejes, lo que optimiza el abordaje del pulgar y del antebrazo.
¿Y en cuanto al perfil profesional?
MR: Actualmente, la mayoría de los profesionales busca subespecializarse para realizar abordajes más específicos de las diferentes patologías, sin perder de vista la mirada global del paciente, al cual se lo considera siempre como un todo, tratando de brindar lo mejor en pos de su recuperación.
Fotografías: Marcela Ribero.