Todo comenzó en un campito cerca del templo parroquial de Leones, en su infancia. Con el tiempo, siguió con el fútbol y las bochas durante los veranos en el Club Sarmiento hasta encontrarse con el básquet, el deporte que le permitió trascender a nivel nacional.
Desde Tanti, Walter Garrone repasó junto a Nuevo Día sus inicios y algunos de los principales momentos de su carrera. “Desde muy niño tuve pasión por la actividad deportiva y, con ciertas aptitudes, pude jugar al fútbol en Sarmiento. También armé un equipito de básquetbol”, sostuvo.
En esta entrevista exclusiva, a días de haber sido reconocido en su ciudad natal, el “profe” comentó sobre aquellos momentos que marcaron un hito en su vida, como los 24 años en Atenas, su paso por el seleccionado nacional y, desde 2009, su incursión como técnico de básquet adaptado, otro de los ámbitos donde fue pionero.

El profesor de Educación Física también mencionó a varias personas de Leones que dejaron huella en sus inicios, como los primeros compañeros de fútbol del equipo de Tienda Imperial, el negocio de su padre: “Cito” Gaitán, Jaime, Mansilla, Cerruti, Juan Carlos Musso, entre otros. “Ganamos el torneo de baby fútbol durante 2 años. Me tocó participar con grandes jugadores, era un muy buen equipo”, contó.
A fines de septiembre, en el marco de una clínica de básquet adaptado, la Municipalidad de Leones lo declaró Ciudadano Ejemplar y el Club Sarmiento lo designó Socio Honorario. “Quienes nos vamos de Leones, siempre lo tenemos en el recuerdo. Decimos que somos de Leones, a pesar de haber vivido más años en otros lugares que en el propio pueblo. Nos queda el cariño y las bases de nuestra querida ciudad”, dijo el “profe”.
Entre el fútbol, el básquet y el liceo
A los 13 años, Walter Garrone viajó a Córdoba para seguir el Liceo Militar. Durante los veranos, regresaba a Leones para reencontrarse no sólo con familiares y amigos sino también con su gran pasión: el deporte. Al quinto año del Liceo lo pudo hacer en Marcos Juárez, lo que le permitió volver a jugar al fútbol para Sarmiento y retomar las prácticas de básquet.
Cuando se recibió, decidió dedicarse profesionalmente al deporte mediante el Profesorado de Educación Física, aunque esa no fue su primera opción.
“Yo no iba a estudiar Educación Física sino Biología, pero en esa época las posibilidades económicas no eran muy fáciles en mi casa. Un día, María Rosa Zanotti, una profesora de Educación Física, me entusiasmó a estudiar esta carrera porque permitía posibilidades económicas más cómodas y así fue que lo decidí y me preparé para lograr una beca. De ese modo, empecé a estudiar en Córdoba”, recordó.
Durante las vacaciones estivales en su ciudad natal, Garrone aprovechaba para conectar toda esa pasión por el deporte con sus iniciativas. Después del primer año de Educación Física, en el verano, volvió a Leones para dar natación a los chicos en Sarmiento. En ese tiempo, también armó un equipo de básquetbol para participar en Bell Ville.
“En esa época, yo era un mal jugador de básquet, un técnico que no sabía nada, y a su vez era delegado en Bell Ville. Iba a las reuniones de la Asociación de Básquetbol Bellvillense”, le confesó con humildad a Nuevo Día.

Los años dorados en Atenas
La década de 1970 marcó el punto de inicio de una carrera que no paró de proyectarse. Por entonces, un profesor del Colegio Santo Tomás, de la ciudad de Córdoba, le preguntó si quería empezar a trabajar en un club, y así fue como llegó a Atenas.
¿Qué recuerdos tiene de sus comienzos en el “Griego”?
WG: En 1970, ingresé. Yo desconocía lo que era Atenas, y ahí me encontré con una institución en la que se practicaba básquetbol totalmente. Comencé a trabajar en su categoría formativa y, por primera vez, se hizo en Córdoba el minibásquetbol. Tengo el honor de haber sido el primer profesor de minibásquetbol de la institución.
Así comenzó mi carrera como entrenador. Luego, empecé a capacitarme y a hacer los cursos correspondientes para ese rol, si bien ya tenía la base al ser profesor de Educación Física.
Entré a la institución como asistente y preparador físico y luego su entrenador me llevó al equipo de primera división del club. A su vez, el entrenador de la selección de Córdoba, el mismo año, me llevó con él y pronto empecé con mayores y juveniles.
Esto también me permitió tener el honor de ser el primer entrenador de la Liga Nacional con Atenas. Una vez que empecé a dirigir, también pude ser el entrenador principal de las selecciones juveniles y mayores de Córdoba.
En Atenas, estuvo entre 1970 y 1994. En esos 24 años, ¿qué momentos destacados vivió con esta institución?
WG: Muchísimos, entre ellos recuerdo a los primeros chicos que tuve en minibásquetbol, quienes hoy ya son personas de 60 años. Eso para mí es un gran honor, todo el cariño que me transmiten.
Un acontecimiento muy importante fue cuando jugamos la final con el Sport de Cañada de Gómez. En esa oportunidad, tomé la decisión de alojarnos en Leones en vez de Cañada, que era lo que correspondía, pero yo quería que estuvieran en mi pueblo.
En el día, entrenamos en Leones. Recuerdo que hacía mucho frío, así que todos mis parientes nos ayudaron a calefaccionar un poco el hotel, incluso muchos jugadores se fueron a bañar a la casa de todos mis primos. Bueno, salimos campeones y, en cierta manera, lo hicimos en Leones.
En la historia deportiva cordobesa, Walter Garrone es recordado por muchos méritos, entre ellos por haber sido el director técnico de Atenas cuando el equipo salió campeón de la Liga Nacional de Básquet en 1987, 1988 y 1990. Asimismo, dirigió la selección de básquet provincial (mayores y juveniles) y, en 1992, a la nacional. Entre 1995 y 1999, fue Director Provincial de Deportes, desde donde impulsó diferentes iniciativas.

¿Por qué decidió dejar Atenas?
WG: Luego de 24 años, se me pidió que continuara, por lo menos que estuviera para las bodas de plata, pero en todo ese tiempo había perdido un poco el tema de la familia, no había visto egresar a mis hijos de la escuela secundaria, por ejemplo. Siempre estaba viajando de una manera u otra con el grupo o me iba a hacer capacitaciones a Estados Unidos cuando Atenas ya se había transformado en un equipo de élite dentro del país. Fue difícil llegar a esos logros deportivos, pero más difícil resultó poder mantenernos ahí arriba, años tras año.
En ese tiempo, también dirigió al seleccionado nacional.
WG: En 1992, se me designó entrenador de la selección argentina, y ahí me acompañó el súperentrenador Rubén Magnano, quien también estuvo conmigo muchos años en Atenas, en las selecciones provinciales y en la selección de mayores. Tuve el gran honor de contar con toda su sapiencia.
¿Qué recuerda del partido con el Dream Team, uno de los hechos destacados del básquet argentino?
WG: Bueno, un mes antes empezamos a recorrer desde Brasil, Venezuela, Puerto Rico, Bahamas, hasta llegar a Portland, en Oregon (Estados Unidos), donde allí se hizo el torneo.
Lamentablemente, quedamos fuera. Clasificaron 4 equipos de toda América y nosotros quedamos en quinto lugar; perdimos 2 juegos por 7 puntos. Tuvimos el gran honor de jugar contra el Dream Team, eran otras épocas.
Nosotros no teníamos planes de poder vencer a ese equipo y entonces con Rubén regulamos para que cada uno se pudiera mostrar en ese partido y guardar a los jugadores para los partidos que normalmente necesitábamos, pero perdimos 2 juegos por 7 puntos y no pudimos clasificar para Barcelona ´92.
Sin embargo, la experiencia fue muy grata, muy fuerte y de alta formación por el hecho de conducir al equipo argentino ante esas selecciones de toda América.

¿Cuáles fueron los partidos más difíciles que debió enfrentar en su carrera?
WG: Creo que muchísimos, pero el que más recuerdo fue uno contra Pacífico de Bahía Blanca. Pacífico no podía jugar en su cancha porque estaba sancionado, de allí que designaron a Tres Arroyos, en la provincia de Buenos Aires. Llegamos, pero justo sucedió el ataque a La Tablada, por lo que regresamos a Córdoba. Al llegar, nos dijeron que al día siguiente se volvía a jugar, así que volvimos a Tres Arroyos.
Fue un partido durísimo, no teníamos ningún simpatizante en la cancha, todos eran de Bahía Blanca. Había mucha agresión del público hacia nosotros, así que planeamos un juego “miserable”, queríamos aburrir a todo el mundo. En ese tiempo, se podía tener la pelota 30 segundos, así que regulamos el juego durante 25 segundos y recién ahí buscábamos el gol.
Teníamos a grandes jugadores y con tranquilidad más una estrategia de defensa combinada se ganó el juego. Ese fue un partido muy duro, que terminó con un poquito de agresión al final por parte del público.
Después del partido, tuve que regresar a la cancha porque Marcelo Milanesio había perdido una crucecita que llevaba igual a la de una foto del “Palito” Cerutti, quien había fallecido ese año. Fuimos con Marcelo a buscarla y gracias a Dios la encontramos enseguida. Estaba partida, pero fue una gran alegría para él y para mí también.
El básquet adaptado
El año 2009 fue otro punto de inflexión en la carrera del “profe” leonense. Garrone ya había conocido el éxito como entrenador de Atenas, pero un día Ricardo Molinari, un exjugador de básquet de Pergamino, se acercó a Tanti con una invitación diferente: empezar a enseñar básquet a personas ciegas.
“Al comienzo me parecía una cosa muy difícil, por lo que un poco me negué, pero siguió insistiendo. Ricardo había inventado un tablero sonoro, así que arrancamos armando un campus, algo a lo que también me negaba porque eso es para muchas personas, pero él me dijo “No, vendrán 10”, lo que me pareció bien. Sin embargo, se inscribieron 73 personas con discapacidad visual”, recordó el DT.


Ante semejante desafío, Garrone convocó a todos los jugadores y entrenadores que conocía: estuvieron Marcelo Milanesio, “Pichi” Campana, Medardo Ligorria, Roberto Germanetto y Oscar Coronel, entre otros. “En fin, hicimos estaciones y nada de juego porque no conocíamos. Fue un aprendizaje grande para los jugadores y para nosotros, así comenzamos con el básquet adaptado en Tanti”, sostuvo.
Con el tiempo, llegaron nuevos campus en otras partes del país, mientras Walter daba clases en la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, de Córdoba, donde promovió el básquet masculino y femenino hasta 2018, cuando se jubiló tras enseñar durante casi 50 años.
En ese tiempo, su predisposición a enseñar deportes lo motivó a ir por más. “Yo veía que con los campus no alcanzaba para crecer, así que formé una escuelita para enseñar el básquet para personas ciegas en la Escuela Manuel Belgrano, donde daba clases. Crecimos rápidamente. Luego, me jubilé y no podía continuar con la escuelita ahí, por lo que gracias a “Pichi” Campana y a Medardo Ligorria -quienes estaban en la Agencia Córdoba Deportes y en la Municipalidad de Córdoba- pude armar 2 escuelitas: una en el campus del Kempes y otra en el Polideportivo Carlos Cerutti”, le contó Garrone a Nuevo Día.



El pasado lunes 20, el DT participó de una demostración de básquet adaptado ante el público y la televisión nacional, durante 7 minutos, en el marco del partido entre San Lorenzo y Atenas, que tuvo lugar en la sede del club de barrio General Bustos.
En los últimos años, el entrenador también realizó muestras similares en Leones. En abril de 2024, organizó “Elevando el juego” en el Club Leones y este año, en Sarmiento. “En ambos clubes nos atendieron bárbaro. Las personas ciegas estaban muy felices. No podemos estar yendo todos los años, pero lo vamos a volver a hacer, ya hablaremos con los presidentes de los clubes para que se pueda realizar algo grande”, adelantó.

La mejor profesión del mundo
A lo largo del tiempo, la trayectoria de Walter Garrone trascendió a nivel nacional. Además de ser el técnico de la selección nacional de básquet en el Preolímpico de 1992, también estuvo al frente de la Dirección de la Escuela Nacional de Entrenadores de Básquet (Eneba) durante 10 años.
Más allá del deporte de élite, su incursión en el básquet para personas ciegas lo convirtió en un referente para toda la Argentina, por lo que en 2020 la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) lo designó director nacional del básquet adaptado.
En los últimos tiempos, los reconocimientos también llegaron desde su ciudad natal. El pasado 26 de septiembre, en el marco de la demostración realizada en Sarmiento, la Municipalidad de Leones lo declaró Ciudadano Ejemplar y de Mérito Deportivo por su trayectoria, a través del decreto 090/2025. En esa oportunidad, el club también lo reconoció como Socio Honorario.
En el evento, estuvieron Carlos Battistoni, expresidente de la Federación de Básquet de la Provincia de Córdoba (FBPC), y Romina Lescano, coordinadora del nuevo Departamento de Básquet Inclusivo y Social de esa entidad, con la que Walter Garrone colabora. “Fue una jornada hermosa, en la que muchos chicos y chicas pudieron divertirse y jugar”, expresó Lescano en las redes de la FBPC.

El 14 de febrero, el leonense cumplió 77 años. Si bien hace 7 que está jubilado, los miércoles y viernes viaja a Córdoba desde Tanti para entrenar en 2 escuelitas de básquet para personas ciegas.
A las 13, en el Gimnasio Sur del Polo Deportivo Kempes, forma a jóvenes con discapacidad visual de las categorías 1984 a 2016 junto a Diego Nivela. Las clases se dictan en el marco de las escuelas de deporte adaptado del Programa Córdoba te incluye. Luego, a las 14.30, sigue en el Polideportivo Carlos Cerutti junto a su hijo Sergio y Carlos García, un jugador de baja visión y profesor de Educación Física.
En ambos lugares las clases son gratuitas y le acompañan Consuelo Fernández y otros profesores que se están capacitando en básquetbol adaptado.
¿Cuáles son sus planes para 2026?
WG: Creo que tienen que ser bien humildes estos planes. Quiero seguir formando a aquellos que me llamen para que esto pueda continuar el día de mañana.
Tengo un lindo grupo de docentes entrenadores que me acompañan, así que me gustaría continuar con toda esta actividad, tratando de ampliarme y de seguir creciendo dentro de la provincia, especialmente para que los municipios que tengan personas con discapacidad visual se sumen y hagan un pequeño esfuerzo para concretar en su región una escuelita de básquet para personas ciegas.
De a poquito, la idea es llegar a diferentes lugares del país para que, de esta manera, el básquet para ciegos tenga un crecimiento cierto.

Cerramos con una consulta clásica de esta sección. ¿Cuál es su mensaje para los leonenses que están estudiando Educación Física o piensan hacerlo?
WG: Que es la mejor profesión del mundo. Mi primer mensaje sería que tengan pasión por lo que van a hacer. Esta es una profesión fantástica, a través de la cual van a poder formar personas mediante el movimiento, la actividad física, y educarlos.
La educación física es fantástica, hay que tener pasión, responsabilidad y ganas de hacer cosas. El campo es muy amplio. Yo tuve la suerte de educar en escuelas, en la formación de cadetes aeronáuticos, en la alta competencia, en selecciones y, ya de grande, hace más de 15 años que estoy con las personas con discapacidad visual dentro del básquetbol adaptado.


