17 junio, 2025

Vanesa Emiliani: “La acrobacia en telas es divertida, progresiva y para todos”

“Por suerte, el espacio en el que estamos nos ha quedado chico, de allí que uno de nuestros planes para 2025 es mudarnos. Nos encantaría conseguir un galpón, algo más alto. Hay que soñar, proponérselo e ir por ello”, asegura Vanesa Emiliani

El desafío ya está planteado. Ahora, resta que se vayan dando una serie de factores para que las casi 70 personas que se reúnen en Soñé que volaba a desplegar su creatividad sobre telas tengan esos metros cuadrados para seguir formándose junto a las 3 profesoras a cargo.

“Nuestros alumnos arrancan desde los 3 años. Creo que la alumna más grande tiene 45. La mayoría son mujeres, pero en el pueblo hay que incentivar a que los varones también puedan ir a trepar, a divertirse. Esta es una actividad superintegral, e intentamos potenciar las habilidades motoras básicas”, describe la profesora.

Las clases se organizan con grupos de 12 alumnas.

Persevera y subirás

Vanesa Emiliani comenzó a indagar en esta danza aérea con telas hacia 2010, cuando estudiaba en Rosario, luego de años de hacer gimnasia artística en Leones. Lejos de lo competitivo, le entusiasmó la creatividad que implica esta disciplina circense.

Mauricio Marc, su profesor de teatro formado en acrobacia aérea en Brasil, la acompañó en sus inicios. “Hacíamos una mezcla entre lo escénico, lo artístico y la disciplina en sí, algo más teatral”, recuerda.

En 2019, Vanesa logró volcar todo ese bagaje técnico y artístico en un espacio propio en el Club Sarmiento. Con el tiempo -y pandemia mediante- Soñé que volaba comenzó a crecer y Natalia Agüero, su actual socia, se sumó al staff docente. Este año, lo hizo Gisela Bersano. Desde 2023, el espacio funciona en Avenida Libertador 1.221 a pleno.

Cada profesora tiene su estilo, lo que hace más divertida y diversa a la propuesta.

¿En qué consisten las clases y los entrenamientos?

VE: La idea es que sea algo divertido, por eso jugamos mucho y mezclamos teatro con ejercicios de improvisación. Cada clase tiene 4 etapas: el inicio, donde hacemos juegos para entrar en calor, y después llegan los ejercicios de movilidad articular, un entrenamiento físico en el piso y otro específico en los aéreos. La última parte es elongación y relajación.

Es supercompleto porque se utilizan desde los dedos del pie hasta la cabeza. Entrenamos fuerza, flexibilidad. Se trata de un trabajo progresivo e individualizado. Le prestamos atención a cada niño y adolescente, y partiendo de sus posibilidades vamos potenciándolo. Esta no es una disciplina para personas que tiran la toalla rápido, ya que se trata de algo muy progresivo. A mí, por ejemplo, me tardó un mes y pico poder subir a la tela.

Vanesa Emiliani (izquierda) junto a Natalia Agüero, las profesoras a cargo de Soñé que volaba.

¿Y cómo se manejan con los riesgos de la altura?

VE: La acrobacia en telas tiene caídas, deslizadas, hay que amarrarse y estudiar muy bien para hacerlo sin sufrir riesgos. Nosotras siempre hacemos todo desde una estatura muy bajita hasta ver que tenga la seguridad de hacerlo más alto. Contamos con colchones, obviamente, y elementos de seguridad por debajo.

Divertirse, ejercitar… y soñar

Según Vanesa, “esta es una actividad para todos y para cualquier cuerpo, una disciplina superinclusiva”. El espacio también dictó clases para niñas y niños con discapacidad. “Nuestras puertas están abiertas a todos. Aquí conviven las diversidades”, dice.

¿Cuáles son los planes para este año?

VE: Hacemos una planificación anual y después vamos rigiéndonos mensualmente por temáticas. Este año, las alumnas pueden proponerse objetivos personales, aunque también tenemos otros como profes. Por lo tanto, cada una fue buscando qué hacer para llegar a julio con esa meta terminada. A medida que aumentan los niveles se va complicando.

Casi 70 alumnas toman clases, por lo que actualmente hay lista de espera para sumarse.

¿Participan de torneos o cómo exponen esos logros?

VE: No somos partícipes de ir a competencias. Fuimos un año, pero no tenemos perfil competitivo. Sí hacemos exhibiciones a fin de año para mostrarles a las familias y a los amigos todo lo que han aprendido, pero más a nivel recreativo.

En Soné que volaba prefieren hablar de espacio cultural en vez de escuelas, y eso también les ayuda a definir un perfil dentro de la región. «Las escuelas tienen otras formaciones, estructuras y planes. Nosotras, intentamos que sea una actividad física divertida para que los chicos y las chicas no solo encuentren en nuestro espacio eso, sino que también puedan apropiarse del lugar. Muchas nenas, por ejemplo, llevan para hacer sus tareas o se quedan para ayudarnos con los grupos que siguen. Amamos lo que hacemos, creo que se nota», explica Vanesa.

Las profesoras junto a sus alumnas.

Fotos: Nuevo Día.

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