A casi 40 años de su creación, Piersanti sigue innovando en el mercado de maquinarias destinadas al corte y recolección de cultivos, adaptándose y lanzando nuevos productos vinculados con cabezales para cosechadoras, un rubro que lidera.
Fundada en 1986 por Juan Carlos Piersanti en Noetinger, hoy la segunda generación de esta familia está a cargo de la gestión y la toma de decisiones de esta empresa, que acaba de lanzar un nuevo cabezal recolector de hileras para cosechadoras en Expoagro.
Desde la muestra, Luciana Piersanti –hija del fundador y directora de la firma junto a su hermana Valeria- le contó a Nuevo Día sobre la actualidad de la fábrica, el nuevo producto y el vínculo que mantienen desde hace años con la escuela técnica local, de donde provienen muchos de sus operarios e, incluso, operarias.



Creadores del primer draper nacional
Diariamente, 110 trabajadores de Noetinger y de la zona fabrican, en promedio, entre 4 y 5 cabezales por semana, según la campaña y la época del año.
La empresa, que originalmente comenzó como un taller de reparaciones de cabezales para cosechadoras, fue evolucionando. En 2009, llegó su momento bisagra cuando lanzó el primer draper diseñado y desarrollado por una empresa argentina, que no sólo se comercializó en el país sino también en Sudamérica.
“¿Qué significa draper? En lugar de acarrear el material cortado hacia la cosechadora a través de un sinfín, este sistema lo hace mediante bandas de lona que le entregan a la cosechadora el material cortado, ya sea soja o trigo, entre otros cultivos”, explicó la abogada, quien se ocupa de la Gerencia de Recursos Humanos de la empresa.

Actualmente, la firma comercializa diferentes líneas de productos, entre los que se destacan el draper flexible DF-2.000, que llega hasta 45 pies; el draper flexible DF-1.000, que llega hasta 25 pies y está destinado especialmente a cosechadoras más pequeñas; y los drapers rígidos DR-1000 y DR- 2.000 para cereales como arroz.
Desde 2022, Piersanti también ofrece el RHD, un recolector hilerador draper que permite agrupar hileras de material cortado o darlas vueltas. Otro producto es la reforma a lona, que Luciana describe como “la transformación de un cabezal convencional a un cabezal draper”.
De todos ellos, según la empresaria, el producto estrella es el draper flexible DF, al que se le suma la reforma a lona, ya que son los que más se fabrican y, por ende, cuentan con mayor participación en el mercado.

Por estos días, en Expoagro 2025, la empresa cordobesa también lanzó el CRH 2.000, un nuevo cabezal recolector de hileras para cosechadoras, creado para recolectar hileras de cultivo como, por ejemplo, poroto o pasturas.
Estos productos realizados en la planta ubicada en Tomás Araus 548 de Noetinger se comercializan desde el norte de Argentina hasta el sur de las provincias de La Pampa y de Buenos Aires. Piersanti también exporta a varios países, entre los que acaban de sumarse Chile y Kazajistán, además de fortalecer sus ventas a Colombia.
En ese sentido, la directora de la compañía aclaró que “el mercado exterior no es algo estático, sino más bien dinámico, lo que significa que, a veces, las ventas sean más constantes en un país que en otro y viceversa”.
Guiados por las buenas cosechas
Piersanti es una de las empresas del sector metalmecánico más importantes del Sudeste cordobés, por lo que también representa un pilar de la economía de Noetinger, una localidad que a veces se parece a “una empresa regional”, describió Luciana.
Esta firma no sólo ocupa operarios de distintas localidades, sino que también mantiene una relación estrecha con clientes de toda la región, una particularidad que le permitió construir un vínculo comercial a lo largo de 4 décadas.


Recién describía una diversa gama de productos, pero ¿en qué se diferencian estas líneas de otras que también se fabrican en el país?
LP: En nuestros productos, ofrecemos calidad, eficiencia, simpleza y bajo costo de mantenimiento. Nuestro eslogan es “Buenas cosechas” y, concretamente, lo que hacemos a través de cada producto que lanzamos al mercado es renovar el compromiso con las buenas cosechas.
Una forma de ser que tenemos en Piersanti -y que creemos que es lo que nos ha permitido llegar hasta este presente- es que a lo largo de toda nuestra historia hemos escuchado y acompañado a nuestros clientes, atendiendo las necesidades e intentando resolver los problemas que a cada uno se les presentaba.
Esto permitió que podamos brindar soluciones eficientes, que garanticen las buenas cosechas y permitan que el trabajo que ellos realizan sea eficiente y de calidad. Y, por supuesto, también buscamos acompañarlos para que puedan optimizar los resultados de sus cosechas, campaña tras campaña.
¿Qué balance hacen del año pasado en materia de producción y qué objetivos o novedades tienen para el actual?
LP: El año 2024 se mantuvo en términos relativamente normales en cuanto a producción. Para este 2025 se esperan buenas ventas y, como novedad, el lanzamiento del cabezal de recolector de hileras CRH 2.000, que presentamos en Expoagro.

De la escuela a la fábrica
Más allá de las novedades comerciales, otra de las particularidades que caracteriza a esta empresa especializada en cabezales drapers es el vínculo que mantiene desde hace años con la escuela técnica local, de la cual proviene gran parte de su plantel de operarios, integrado también por muchas mujeres.
En 2022, la empresa fue distinguida con el segundo puesto del Premio a la PyME Capacitadora de Estudiantes de Escuelas Técnicas, que otorga la Fundación Observatorio PyME, debido a su relación con el ámbito educativo.
A su vez, participa de la Jornada de Portones Abiertos, una iniciativa del Ministerio de Educación provincial que vincula a las escuelas técnicas con especialidad metalmecánica con empresas de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (CIMCC).

¿Qué opina de la formación de operarios en la región?
LP: Con respecto a la formación de capacidades que tengan que ver con lo metalúrgico, en nuestro caso, tenemos una muy buena experiencia con las escuelas técnicas. En Noetinger, llevamos más de 10 años de vinculación y de trabajo continuo con el IPET 411, la escuela técnica de la localidad, y esa vinculación hace posible que hoy el 25% de la nómina de Piersanti esté integrada por egresados del colegio técnico.
Nosotros entendemos que tenemos que trabajar en conjunto, no la escuela por un lado y la empresa por el otro, sino juntos para que cada uno pueda conocer las necesidades del otro y así planificar y llevar adelante acciones que permitan cumplir los objetivos de ambos sistemas, el educativo y el industrial.
Poder trabajar alineados y en una vinculación constante y permanente tiene un impacto muy positivo en la comunidad, porque permite que las personas puedan desarrollarse a través de la capacitación y de la permanente profesionalización en uno o más oficios, lo que les brinda una salida laboral y, como siempre decimos, que puedan concretar sus proyectos de vida.



En ese sentido, ¿considera que hay buen nivel formativo en la zona o hacen falta más instancias de capacitación?
LP: Las empresas tenemos que entender que las escuelas técnicas no entregan a la comunidad soldadores calificados o torneros especializados, sino más bien técnicos, que son personas que tienen aptitudes y pueden llegar a ser grandes profesionales en el oficio el día de mañana. Es decir, potenciales soldadores, potenciales torneros, potenciales líderes de planta o jefes de planta. Todo eso se va a ir logrando con la capacitación y con la práctica en el puesto.
Fotos: Piersanti